Llevo ya demasiados días con esta
entrada al blog pendiente, entre una cosa y la otra no había encontrado el
tiempo necesario para escribirla, ya sabéis con el sol llegan las buenas
carreras y las ganas de correr!
Como todo deportista uno debe
planificarse unos objetivos a lo largo del año, y para lograr estos objetivos
hay que prepararse unos días de test. Coincidiendo con el puente de mayo y con
la posibilidad de tener un par de carreras combinadas con días seguidos de
entrenamiento me preparé un buen test físico y técnico para ver mi estado real.
A parte de los entrenamientos de
rutina que hice durante la semana, la diversión empezó el 1 de mayo en la Cursa
dels Senglars de Bescanó, 25 quilómetros corriendo por montaña con 1500 de
desnivel positivo. El objetivo que me marqué no era muy restrictivo, bajar de
las 3 horas de carrera, con la condición de no llevar encima ni agua ni comida,
solo tirando de los avituallamientos cada 10 quilómetros para tomar líquidos y
algo de fruta. Éste era el test físico, ya que pondría a prueba el cuerpo a “Paniagua”
para ver hasta dónde llegaba. Empecé bien la carrera, manteniendo un ritmo
bastante constante alrededor de 5 min/km hasta el quilómetro 18, donde me entró
el bajón, el momento decisivo del test que me haría o perder tiempo y pasarme
de las 3 horas y sufrir como un perro y mantenerme dentro del objetivo, escogí
la segunda opción y llegué a meta en 2 horas 45 minutos 45 segundos, objetivo
cumplido. Como ya sabéis soy hombre de ideas geniales, y a parte de la carrera
se me ocurrió ir y venir de casa ya corriendo, claro está que al final no
fueron 25 quilómetros sino 35, y los de vuelta por el carril bici de los peores
que he pasado!
Después del primer día de test,
me levanté como ya esperaba, con algo de dolor muscular y articular por el
esfuerzo del día antes. Por suerte para estos días, tengo la solución perfecta,
una visita a los amigos de Climbat Girona, para practicar la escalada en bloque
durante un rato, un ejercicio en el que suavemente vas estirando todos y cada
uno de los músculos de piernas, brazos y espalda, al final de la sesión, como
nuevo!
El tercer día de fiesta estaba
destinado a preparar la prueba de resistencia global, y preparé un
entrenamiento en solitario y en bici de carretera de 100 quilómetros por los
fantásticos puertos de les Gavarres, siempre serán mis preferidos!
Al día siguiente tocaba acabar la
prueba de resistencia viendo como había sido la recuperación del día anterior,
y participando junto a mi amigo Raúl en el Raid ORE, una prueba de la Liga
francesa de raids de aventura en la población de Lezignan – Corbiéres, cerca de
Narbonne, donde además aprovecharíamos para el test de técnica, ya que se
planteaba una carrera corta de unas 8 horas única y exclusivamente con mapa de
orientación específica en todas las secciones. EL raid se compuso de una
primera sección de trail para estirar el grupo, seguida de un rogaining
(orientación en orden libre) en BTT, una sección de orientación en bicicleta, una
sección de larga distancia de orientación a pie, y de nuevo un rogaining final
en BTT. La prueba de resistencia fue muy satisfactoria, ya que no noté síntomas
de cansancio ni dolores en toda la carrera, ni rampas, ni globos, siempre
despierto y con ganas de tirar. Por otra parte la prueba de técnica aún fue más
satisfactoria, ya que la orientación fue excelente entre Raúl y yo y nos
permitió pelear con equipos franceses superiores a nosotros con los que
normalmente no podemos pelear, un buen resultado y el buen sabor de boca de ir
a correr a un lugar nuevo que siempre es agradable.
Ya como remate final, el lunes después del puente, me tocaba ir al País Vasco por temas de trabajo, el paraíso del ciclismo. Como no pudo ser de otra manera, lo primero que cargué en el coche fue la bici, aprovechando la tarde antes del día de trabajo para regalarme otros 100, subiendo los grandes de Urkiola y Santuario de Arrate. El primero de ellos, Urkiola, me lo esperaba más duro, seguramente será por la buena preparación que tiene la carretera para la prueba de subida al puerto en coche, con unas curvas muy anchas y bien asfaltadas que dan un ligero descanso en cada una de ellas, eso sí, un paisaje del Parque Natural de Urkiola precioso. El segundo, la subida al Santuario de Arrate, si me pareció dura, no da ningún descanso, y la pendiente siempre es constante alrededor de un 7-8% que acaba desgastando. Llegar al Santuario con las líneas en el suelo de la Vuelta al País Vasco aun recientes en el suelo siempre es una satisfacción.
Y así fue el puente que algunos
aprovechasteis para descansar, otros, ya sabéis que nunca paramos mientras el
cuerpo aguante, a la próxima, el primer objetivo de la temporada…